Un clima de muchos nervios se vivió en la visita de San Martín de San Juan a Deportivo Merlo. La inquietud de ambos técnicos por mantener a su equipo en lo más alto de la tabla era notoria.
El nerviosismo por la posibilidad de ser punteros era evidente, tanto en la gente como en los protagonistas. Felipe De La Riva fue uno de los primeros en arribar al campo de juego y su inquietud se hacía notar. De a ratos se lo veía muy tranquilo y por momentos completamente nervioso, pero siempre muy atento al juego, a cada movimiento de sus jugadores y al rendimiento de su equipo.
Caminando de un lado a otro y sin respetar la línea de cal en el banco de suplentes, De La Riva observaba el partido y daba indicaciones. Se lo notaba preocupado con la goleada de los sanjuaninos, pero nunca dejó de estar metido en el encuentro y hablarle a sus jugadores.
Por el lado de la visita, con el triunfo parecía que su técnico Darío Franco se iba a tranquilizar, ya que desde el arranque del match que caminaba de un lado a otro sin parar. Pero fueron pocos los minutos que permaneció sentado en el banco, en todo momento se lo notó muy alterado. Hasta con el 3-0 parcial seguía con un pie dentro de la cancha y gritando a sus jugadores. Recién cuando faltaban menos de cinco minutos para el final bajó los decibeles y se quedó mirando el reloj a la espera del pitazo final.
Fuera del césped también se notaban los nervios y las ganas de alcanzar la punta, que San Martín (SJ) cuidó con uñas y dientes.