Como era de prever, el Francisco Urbano fue suspendido por dos fechas. O sea, que en lo que resta del campeonato, el gallo no jugará en Brown y La Roche. El lunes, será local en Jáuregui y a puertas cerradas. A la luz de lo acontecido, la sanción está bien, ya que se generaron incidentes graves afuera del estadio después de que la parcialidad local intentó ir por los de Atlanta que habían colocado los fuegos artificiales en la vereda del Club Matreros sobre la calle Sarmiento.
Morón asumió parte de la culpa, Atlanta también pero no así el operativo policial, que ni en este caso, ni en ningún otro, se hacen cargo de los errores. En este caso puntual, permitir, por acción u omisión, que hinchas del Bohemio lleguen hasta la calle Sarmiento y coloquen los fuegos artificiales. Los platos rotos, una vez más, los paga Morón. En primera, Vélez sufrió la pérdida de la localía sólo un partido después de un pésimo operativo policial que derivó en una emboscada del local a San Lorenzo y una terrible golpiza a Ramón Aramayo, que falleció horas después. Claro, hoy la cancha fue nuevamente suspendida por tirar pirotecnia en el estadio y, en los tiempos que corren y con tantos antecedentes, el Fortín pagó por el resto de casos de este tipo, más allá que la parcialidad velezana hizo algo que no estaba permitido. El domingo se juega el superclásico del fútbol argentino. Y uno imagina que habrá fuegos artificiales. Las preguntas son: ¿Habrá un control exhaustivo para que no haya pirotecnia en La Bombonera? y si hay pirotecnia y fuegos artificiales en La Boca ¿Le quitarán la localía al xeneize?. La verdad, parece dificil que ocurran alguna de estas dos situaciones.
Lo cierto, es que Morón, como antes fue Almirante Brown, Nueva Chicago, Laferrere, entre otros, es castigado mientras que los denominados grandes siguen sanos, salvos e inmaculados.
Lucas Gambino (lgambinoterritoriooeste@gmail.com)